Causas y consecuencias


Causas:


La hostilidad de la ciudad es a menudo directa, es decir, procede de su configuración externa, de su estructura arquitectónica y urbanística. Las urbes liberianas son auténticos laberintos, que desorientan y atrapan a quien se interna en ellos. Por ejemplo, en Hermosillo nuestra ciudad la luz, el ruido, la música, la aglomeración de sus habitantes y, sobre todo, los tiroteos, las explosiones, los intentos de violación y demás agresiones acrecientan la hostilidad de la urbe, que alcanza así su máximo nivel.

Consecuencias:


El resultado conjunto de todas estas acciones es eliminar, desde el impedimento físico, cualquier comportamiento no deseado por quienes, para bien y para mal, controlan la ciudad. Y eso es represión, represión física, psicológica y cultural. Represión, a veces muy velada y rara vez demasiado explícita, por parte de los que intentan crear un mundo urbano artificialmente simplificado, monofuncional y controlado, donde sea imposible crear y vivir algo nuevo, donde el lifestyle sea único y oficial, y ser diferente no sea opción.

Si no sólo el gobierno sino la sociedad misma sigue abordando sus problemas desde el miedo, atacando o defendiéndose de los síntomas de un modelo socioeconómico lleno de errores sin actuar sobre sus causas, no podemos esperar más que este tipo de cosas. Y ciudades así no son lugar para personas creativas y responsables. Un país así, desde luego, no es país para ciudadanos libres.






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